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La Trilladora del Tocaio

Hasta mediados del siglo XX los agricultores llegaban en barcas por los canales cargados de arroz para ser procesado en esta trilladora. La Trilladora del Tocaio  simboliza el progreso, el avance ``tecnológico´´que prometía aliviar el duro trabajo de trillar manualmente el arroz. Hoy, cuando se recorre el Parque Natural de la Albufera y se llega hasta los vestigios de la Trilladora del Tocaio, se percibe el eco de lo que fue, es un recordatorio de que la modernidad no puede olvidar sus raíces, un símbolo de identidad, de un pasado lleno de esfuerzo y dedicación.

Construida en 1930, situada en un entorno natural privilegiado, rodeada de acequias, canales y campos de arroz hoy queda el edificio de lo que fue el corazón industrial de una de las zonas mas fértiles y significativas de Valencia.
La Trilladora jugó un papel crucial en la economía local, en ella se realizaba el proceso de trilla del arroz, separando los granos de la paja, utilizando maquinaria impulsada por vapor.
 

 
 
 


 
 
 

José Bru Castelló

La primera figura clave para entender nuestra historia y la de la Trilladora es nuestro tatarabuelo, José Bru ''El Tocaio'', quien en medio de una Valencia rural que se encontraba a caballo entre las técnicas tradicionales de cultivo y las nuevas herramientas industriales, decidió invertir en la construcción de la que fue la primera trilladora moderna de El Palmar, optimizando el cultivo de arroz. Su construcción facilitó un avance crucial y se convirtió en un eje de actividad económica para la región, donde muchas familias dependían de las cosechas y del éxito de la trilladora para su sustento.

Su capacidad para construir este proyecto tan importante, en un tiempo de cambios sociales y tecnológicos, es prueba de su tenacidad y visión y es por eso que su figura sigue presente de manera simbólica en el edificio, la Trilladora del Tocaio lleva en su nombre una parte de él, de su legado y de su aportación a la historia de la agricultura valenciana.

José Bru Dasí

Siguiendo los pasos familiares se mantuvo estrechamente vinculado con el cultivo del arroz y la actividad de la Trilladora, continuando la tradición y el legado. Jugó un papel muy importante en la consolidación y el crecimiento de la actividad arrocera familiar. ​

También nuestra bisabuela, su mujer, Amparo Ibáñez, conocida como “la Reina”, venía de familia arrocera del Palmar y, aunque en aquel entonces el papel de la mujer en el trabajo no era tan reconocido como lo es hoy en día, ella aportó su experiencia y dedicación, contribuyó de manera decisiva al mantenimiento de la actividad y al arraigo de los valores que definieron nuestra forma de vida.

En aquella época, la trilla y el cultivo del arroz no solo representaban una fuente de sustento, sino una parte integral de la identidad cultural de la región.

José no solo heredó el apodo ''Tocaio'', con él heredo conocimientos, valores y técnicas que han pasado generación tras generación de padres a hijos.  

José Bru Dasí
José Bru Ibáñez

José Bru Ibáñez

''El tio Pepin'', hermano de nuestro abuelo, dedicó su vida a la agricultura con una entrega ejemplar. Su figura representa esa generación que vivía el campo como una forma de vida, con esfuerzo, orgullo y dignidad.

Jaime Rafael Bru Ibáñez

La tercera generación de la familia, nuestro abuelo; siguió vinculado al cultivo del arroz, aunque no fue su profesión principal, por aquel entonces la Trilladora había dejado de funcionar por la llegada de tecnologías más avanzadas. A pesar de esto, mantuvo viva la conexión con el arroz y se esforzó por transmitir los conocimientos adquiridos por sus antecesores a sus hijos; Jaime, Pablo y Jorge.

Esta transmisión de saberes de padres a hijos no solo fortalece el vinculo de nuestra familia con el legado agrícola, sino que también garantiza que las prácticas y tradiciones permanezcan en nuestra forma de trabajar y en nuestra memoria.  

José Vte. Bru Font

Nuestro tio Jose ''El Tocaio'', representa a la cuarta generación de la familia, hijo del ''tío Pepin'', no solo siguió sus pasos en el mundo de la agricultura y del cultivo del arroz, sino que fue pionero en la comercialización del arroz de El Palmar. Es para nosotros una fuente sabia y generosa de la que bebemos y aprendemos.

Jaime Bru Romeu

Nuestro padre, también representante de la cuarta generación. Toda una vida dedicada a este cultivo.

No solo heredó su conocimiento y amor por el arroz a través de su linaje paterno, también recibió una influencia profunda de su abuelo materno, Vicent Romeu ''El Garrofero'', un agricultor de los de ''toda la vida'' sabio y experimentado, quien dedicó su vida a trabajar la tierra con esmero y respeto; le transmitió lecciones clave sobre la importancia de observar y entender la naturaleza, adaptarse a sus ciclos y valorar el esfuerzo diario en el campo. Hoy en día, Jaime combina estas influencias familiares para transmitir una enseñanza integral basada en los valores, las raíces y el amor por el campo. Su pasión por la tierra, esfuerzo y dedicación son una gran inspiración para que las siguientes generaciones sigamos el legado con orgullo.

Su hermano, ''el tío Pablo'' sin ser su profesión, sigue vinculado al arroz en su tiempo libre, manteniendo viva esa conexión familiar con la tierra. 

El hermano menor, ''el tío Jorge'' lleva el legado a través de la gastronomía en su restaurante, El Graner, construido en el antiguo granero donde, una vez trillado, se almacenaba el grano de arroz. Adornado con herramientas antiguas, fotografías y documentos de nuestros antecesores, cada rincón del restaurante guarda un pedazo de nuestra historia, creando un vinculo único entre el pasado y el presente, que se siente en cada plato y en cada mirada a esos recuerdos que nos definen.

Sergio Bru Navarro

Quinta generación, fundador de ''Arròs El Tocaio''.

Mi padre me transmitió la pasión por este cultivo y los valores que conlleva desde que tengo uso de razón, me vinculó a la tierra desde que era un niño y ahora, después de 28 años, en el año 2025, lanzamos de la mano, y junto a mi hermana Maria Bru Navarro este proyecto lleno de ilusión; con la intención de honrar nuestras raíces, nuestro legado pero sobretodo de ofreceros un producto único, de nuestra tierra, cultivado con pasión. 

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Maria Isabel Romeu Alagarda

Si hablamos de raíces, trabajo y amor verdadero no podemos dejar de nombrar a nuestra abuela, Maribel ''La Garrofera'', uno de los pilares más importantes de esta familia. Ella es el reflejo más puro del esfuerzo, de pasión por lo que uno hace, de valentía y, sobretodo de amor por la familia y por nuestras raíces.

Nos ha enseñado sin pretenderlo, simplemente con su forma de vivir, de trabajar, de cuidar, de querer y ver la vida. Su ejemplo silencioso, constante y lleno de dignidad ha sido la mejor escuela. En ella aprendimos que el valor no siempre hace ruido, que el sacrificio no necesita aplausos y que lo más profundo se transmite en gestos cotidianos. 

Iaia, eres la força que no se veu però que sosté tot, la que fa que tot açò tire avant.

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